Marine Le Pen, líder de la extrema derecha francesa, fue condenada este lunes a cuatro años de prisión -dos de ellos efectivos, pero no entre las rejas, pues los puede cumplir con brazalete electrónico-, a una multa de 100.000 euros (más de 100 millones de pesos chilenos) y a cinco años de inhabilitación, con aplicación inmediata.
La pena -impuesta en el marco de un juicio por desvío de fondos del Parlamento Europeo que comenzó en septiembre del año pasado- pone en jaque su futuro político y su intención de presentarse a las elecciones presidenciales de 2027, para las que aparecía como la principal favorita en los sondeos.
La hija del fallecido Jean-Marie Le Pen fue declarada culpable junto a otros ocho eurodiputados de su partido: el Tribunal Correccional de París consideró probado un millonario desvío de fondos entre 2004 y 2016, y calificó de "ficticios" los contratos de 12 de los asistentes parlamentarios de los diputados europeos del partido Frente Nacional en las tres últimas legislaturas.
Señaló que, aunque estaban a sueldo de la Eurocámara, en realidad trabajaban para la colectividad.
En total, el tribunal cifró en 2,9 millones de euros (equivalentes a 2.900 millones chilenos) el dinero desviado, de los que 474.000 euros (474 millones chilenos) son imputables a Le Pen, que hizo pasar como asistentes parlamentarios a su guardaespaldas, Thierry Légier, y a su secretaria personal, Catherine Griset.
La sentencia considera que el sistema puesto en marcha por el FN "no condujo a un enriquecimiento personal" de los eurodiputados, pero sí "un confort de vida de los dirigentes del partido y un enriquecimiento del mismo".
La Fiscalía pedía cinco años de cárcel para Le Pen -tres de ellos exentos de cumplimiento efectivo-, 300.000 euros de multa y cinco años de inhabilitación con carácter inmediato, que desbarataban su carrera política.
Escenarios posibles
Finalista de las dos últimas batallas para el Elíseo, Le Pen lidera el partido más votado en las dos últimas elecciones, Agrupación Nacional, incluidas las legislativas de julio pasado, lo que le ponía en inmejorable posición para convertirse en la sustituta de Emmanuel Macron dentro de algo más de dos años.
Los análisis indican que, privada de la líder que más se ha acercado al poder, la extrema derecha pondrá la mirada en su delfín, Jordan Bardella, de 29 años, que tiene un valor electoral menos sólido.
La ultraderecha alega que este proceso tiene más tintes políticos que jurídicos, pero ante el tribunal se presentó una multitud de pruebas durante el juicio, en el que desfilaron asistentes parlamentarios pagados por la Eurocámara que apenas pisaban sus instalaciones de Bruselas o Estrasburgo, mientras que eran asiduos de los locales del Frente Nacional en una localidad de la región de París.
Uno de los escenarios posibles que, a partir de ahora, Le Pen encadene una serie de recursos de apelación que dilaten el cumplimiento efectivo de su sentencia hasta más allá de 2027. En caso de una victoria en las presidenciales, quedaría cubierta por la inmunidad del jefe del Estado.
Marine Le Pen apenas había hablado de su posible sentencia, pero el sábado, en declaraciones al semanario La Tribune du Dimanche, se declaró confiada: "No creo que lleguen tan lejos", dijo en alusión a los jueces.