El más reciente informe de Human Rights Watch (HRW), publicado este martes, advirtió que Israel ha violado los derechos de las embarazadas durante la guerra en Gaza.
Entre las acciones denunciadas se incluyen el bloqueo al acceso de medicamentos, el uso del hambre como "arma de guerra", la privación de agua potable, ataques contra hospitales y el desplazamiento forzado.
"Rezaba para que la guerra terminara antes de dar a luz. Después, empecé a rogar a Dios que se llevara al bebé para no tener que dar a luz durante esta guerra", relató a la ONG Israa Mazen Diab al Ghul, de 30 años, quien estuvo embarazada entre octubre de 2023 y abril de 2024.
Al Ghul es una de las 17 mujeres entrevistadas por HRW para el informe Gaza: No hay embarazo seguro durante el asalto israelí. En su testimonio cuenta cómo acceder a agua potable era "su mayor reto", hasta el punto de haber tenido que beber agua de mar durante 48 horas a principios de 2024: "Vomité, me preocupaba que pudiera matar al bebé".
Crisis total en el sistema de salud materna
Tras más de 15 meses de conflicto, el sistema de salud en Gaza ha sufrido un grave deterioro, especialmente en el área de maternidad. En enero de 2025, únicamente 7 de los 18 hospitales que operan de forma parcial en la región, a diferencia de los 36 que existían antes del inicio de la guerra, están en condiciones de brindar atención obstétrica de emergencia y cuidados neonatales.
A ellos se suman 4 de los 11 hospitales de campo y un centro comunitario de salud. Antes de octubre de 2023, 20 hospitales podían prestar estos servicios junto a de numerosas pequeñas clínicas.
Naciones Unidas entrevistó a 37 embarazadas entre marzo y abril del pasado año. El 68 % habían sufrido complicaciones médicas; el 92 %, infecciones del tracto urinario; el 76 %, anemia; un 44 %, trastornos hipertensos; y, el 28 %, partos prematuros.
"La calidad de la atención médica que los pocos centros sanitarios y proveedores de servicios restantes pueden ofrecer es extremadamente reducida", denuncia HRW, "sacaban a las mujeres de a toda prisa de hospitales abarrotados a las pocas horas de dar a luz para hacer sitio a otros pacientes, muchos de ellos víctimas de guerra".
El doctor Ahmed al Shaer del hospital emiratí de Rafah relató a la organización cómo el centro se quedó sin incubadoras a raíz de la ofensiva: "Teníamos que poner cuatro o cinco bebés en una incubadora... muchos no sobrevivían".
"El Ministerio de Sanidad de Gaza informó de que más de 1.054 trabajadores sanitarios y profesionales médicos murieron durante las hostilidades, entre ellos al menos seis pediatras y cinco ginecólogos-obstetras, y que las fuerzas israelíes han detenido a más de 330 trabajadores sanitarios", recogió la ONG, que alerta además de que dos de ellos murieron durante su detención.
La doctora Naela Masri, del hospital Nasser de Jan Yunis (sur), dijo a HRW que faltaban todo tipo de equipos: desde ecógrafos hasta mantas para cubrir a las embarazadas o cualquier tipo de desinfectante.
"Algunas matronas utilizaban el cordón de una mascarilla empapada en alcohol para envolver el cordón umbilical y evitar que sangrara", relata Heba al Nashef, trabajadora de 37 años del hospital Al Awda de Yabalia.
Privación de bienes básicos
Según el Derecho Internacional y el Artículo 55 del Convenio de Ginebra, Israel como potencia ocupante debe proveer comida, agua y recursos médicos a la población que ocupa, algo que en la Franja desoye, denunció HRW.
"Pasábamos hambre en el norte de Gaza. No teníamos gas para cocinar, sólo comíamos una vez al día para conservar la leña. La harina era muy, muy cara. No había comida. Ni pollo. Ni carne. Perdí mucho peso", lamentó R.M., de 31 años, a HRW. Llevaba dos meses embarazada cuando empezó la guerra.
El trauma, el estrés, la falta de acceso a una nutrición adecuada y agua, sumados a la escasa privacidad en un entorno devastado, han convertido la alimentación de los bebés en un desafío para las familias.
Médicos sin Fronteras informó en abril de que "no es fácil conseguir leche de fórmula, ni agua potable con la que mezclara o con la que limpiar los biberones".
Esto ha derivado además en un aumento de los casos de diarrea en niños menores de 5 años: de los 48.000 casos a los 71.000 en tan sólo una semana en 2023 (3.200 más al día, según UNICEF). Respecto a antes de la guerra, esto supone un aumento de la media del 2.000 %.
Todas estas condiciones, asegura HRW, ponen en riesgo la vida de los menores y de sus madres.
Por ello, la ONG apeló a los aliados de Israel, como Estados Unidos, a tomar medidas para que el Estado hebreo deje de vulnerar los derechos de las embarazadas. Además, recomendó suspender la asistencia miltar y los acuerdos bilaterales con Israel.