Un reciente monitoreo satelital ha encendido las alarmas sobre la drástica disminución de nieve en la cordillera de los Andes, revelando que la acumulación actual es la mitad de lo registrado a la misma fecha en 2024.
Paula Santibáñez, directora del Observatorio Climático de la Facultad de Ingeniería de la Universidad San Sebastián (USS), confirmó en Lo Que Queda del Día en Cooperativa que un análisis preciso con imágenes satelitales al 30 de junio de este año mostró "exactamente la mitad" de cobertura nival, una tendencia que probablemente ha empeorado en julio "porque hemos tenido altas temperaturas máximas y no ha llovido", explicó.
Este preocupante fenómeno se explica por una combinación de factores. Si bien el año pasado fue una excepción con lluvias normales o incluso superiores, Chile ha experimentado desde 2010 una década de precipitaciones muy por debajo del promedio histórico. A esto se suma un mes de julio particularmente cálido, con anomalías de hasta 2,5 grados Celsius por encima de lo normal en la cordillera, lo que acelera el derretimiento y reduce la acumulación de nieve.
Severo impacto en la agricultura
Las repercusiones de esta escasez son significativas, especialmente para la agricultura en la zona central, pues el agua para el riego "mayormente proviene del derretimiento que se produce en la primavera y el verano de la nieve que se acumula durante el invierno en la cordillera", señaló Santibáñez.
Con un déficit de precipitaciones ya cercano al 20% y la mitad de nieve en la cordillera, se anticipa una menor disponibilidad de agua, lo que afectará directamente a este sector, que a menudo sufre las consecuencias cuando se prioriza el abastecimiento de las ciudades.
"Muchas veces se prioriza, cuando tenemos restricción hídrica, siempre las ciudades, el abastecimiento para la población, pero es la agricultura de riego la que sufre las consecuencias de la menor disponibilidad de agua", apuntó.
Ante este escenario, Santibáñez enfatizó la necesidad de una mejor gestión de los recursos hídricos para aprovechar al máximo el agua en años más lluviosos. Esto implica la construcción de obras como microembalses –considerados más viables que los grandes embalses por su menor costo, tiempo de construcción e impacto ambiental– y el fomento de un uso más eficiente del riego en la agricultura.
Luz de esperanza
A pesar del panorama actual, aún existe una luz de esperanza. Dado que Chile se encuentra en un año neutro desde el punto de vista del fenómeno de El Niño y La Niña, existen condiciones propicias para la llegada de sistemas frontales en agosto, especialmente en la primera quincena, que aún son días fríos.
Se espera con atención un sistema frontal para la semana del 28 de julio, con mayor probabilidad de lluvias abundantes en la Región Metropolitana, lo que podría contribuir a una mayor acumulación de nieve.