El analista político Marco Moreno, director del Centro Democracia y Opinión Pública de la Universidad Central, abordó en Cooperativa la discusión de la reforma constitucional al sistema político electoral y aseguró que no "se hace cargo de los problemas".
El Senado aprobó y pasó a segundo trámite en la Cámara Baja la iniciativa que busca fijar un umbral del 5% de los votos para que los partidos accedan a la Cámara de Diputados y Diputadas, con una norma transitoria que lo establece en 4% para la elección de noviembre de este año.
Asimismo, se incluye una norma "antidíscolos", que implica la pérdida del escaño parlamentario para quienes renuncien al partido que los llevó al Congreso.
Al respecto, Moreno declaró que "la reforma llega tarde. No es muy presentable que a 150 días de una elección o a cinco meses de una elección, se esté legislando por parte de quienes son los incumbentes, los que tienen que ver con el resultado de esa elección".
"Se está legislando muy a la rápida, abordando nada más que los síntomas, pero no haciéndose cargo del problema que genera", sostuvo.
Por ello, observó de manera pesimista el segundo trámite de la reforma en la Cámara Baja, y aseguró que "se ve muy incierto, tiene poca viabilidad política de aprobarse el proyecto tal como está".
"Por lo tanto, no vamos a resolver el problema que hoy tenemos en Chile, es realmente una dificultad que complica la capacidad de ponerse de acuerdo y llegar a entendimiento, que es lo que la gente espera de la política y los políticos", planteó.
Atomización y fragmentación
El experto identificó dos fenómenos que afectan al Congreso: "La atomización, es decir, un número importante de partidos. Hoy hay 23 partidos políticos inscritos formalmente, 17 de ellos están representados en el Congreso. Agrégale que de los 155 diputadas y diputados, un tercio hoy son independientes. Eso complica la gobernabilidad".
"El otro, es la fragmentación. De hecho, a esta reforma se le ha denominado antifragmentación porque lo que busca es evitar los efectos de la atomización en el Congreso, es decir, que haya tantos parlamentarios representando a tantas fuerzas políticas que hagan muy difícil la gobernabilidad", precisó.
Lo anterior, detalló, que es uno "de los defectos que tienen los sistemas proporcionales, mejoran la representación, pero dificultan la capacidad de ponerse de acuerdo".
El experto aseveró que el principal problema de lo aprobado en el Senado es que "esto es lo que llaman 'meter la mano en la urna'. Supongamos, si un parlamentario es electo, pero su partido no alcanza el 5%, a pesar de que él pueda haber sacado una gran mayoría, el mecanismo establece que se va a tener que designar a otro".
"Todos los sistemas tienen algo de distorsión. Lo importante es hacer que la distorsión sea la menor posible para que no afecte la decisión de los ciudadanos", enfatizó.