En China, los paneles solares ya no son solo sinónimo de energía limpia. En regiones como Gansu o Ningxia, donde el sol abunda pero la tierra es poco fértil, los parques solares se han convertido en inesperados refugios para la biodiversidad. Bajo su sombra parcial comenzaron a crecer hierbas y plantas nativas que antes no resistían el calor extremo.
Este fenómeno dio origen al modelo agrovoltaico chino, que combina la producción de energía solar con la restauración ecológica. Según explica Carla Morales Vallejos, del Instituto Confucio Santo Tomás, el país asiático descubrió que la tecnología podía trabajar en armonía con la naturaleza.
El modelo está inspirado en la cosmovisión china, que valora la armonía entre el ser humano y su entorno. Conceptos como el "wu wei" (no forzar) del taoísmo o la idea del “qi” (energía vital) en la medicina tradicional se reflejan en estos proyectos, donde el sol no solo produce energía, sino equilibrio.